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12 Cuando llegaron, Saúl le dijo:

―¡Óyeme, hijo de Ajitob!

―¿Qué quieres? —dijo Ajimélec temblando.

13 ―¿Por qué tú y David han conspirado contra mí? —preguntó Saúl— ¿Por qué le diste alimento y espada y consultaste por él a Dios? ¿Por qué lo alentaste para que se rebelara contra mí para que viniera a atacarme?

14 ―Pero, señor, —replicó Ajimélec—, ¿hay aquí, entre todos tus siervos, alguno que sea tan fiel como David tu yerno? Él es capitán de tu guardia personal y miembro altamente honrado de tu propia casa.

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